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Article publié le 26 septembre 2021. oOo El haiku tiene un estructura determinada, 5-7-5 sílabas, que ha permanecido durante siglos ; obviamente el silabario japonés, basado en ideogramas, nada tiene que ver con los de idiomas que usan el alfabeto latino. De ahí la dificultad en la traducción, de ideograma al alfabeto, que pone al traductor en el dilema de trasladar medida y ritmo entre dos sistemas extraños entre sí. Los versos de haiku sigue, en líneas generales, una estructura de 3 versos formada por una percepción sensorial, una ubicación espacio-temporal y una sorpresa o conmoción estética en el último verso.
Primavera La floración de los árboles, especialmente los cerezos, es una pasión en Japón que ha terminado por convertirse en una fiesta popular, el Hanami. Matsuo Basho también participa de esa sorpresa cuando dice, ¿Es primavera ? / La colina sin nombre / se ha perdido en la bruma., percibiendo en ese instante la primavera y el fin del oscuro invierno. Ha llegado la luz. No lo dudes / también la marea tiene flores / bahía primaveral. Certeza de lo visto, las flores vienen y van como una marea, la llamada impermanencia budista, y lo cubren todo como el océano, flores detenidas en la bahía. Pero también hay lugar para la ironía, El ruido de alguien / sonándose la nariz / ciruelo en flor. No todo el mundo recibe la floración del mismo modo, el poeta desmitifica el acto con un paseante alérgico. El poeta es un hombre común, dedicado a sus simples asuntos, Sólo soy un hombre / comiendo su sopa / ante la flor del asagao. Descripción, acción y visión estética del asagao (dondiego de noche) una de las flores favoritas de la época en la que vive el poeta.
Verano Con la llegada del verano cambian flora y fauna. Donde hubo cerezos y ciruelos ahora hay sauces Confía al sauce / el hastío / y el deseo de tu corazón. El poeta se une e identifica con el árbol. Los ríos ofrecen cangrejos y carpas, Un cangrejo / escalando mi pierna / aguas de manantial. El río ofrece los alimentos, que no pueden hallarse en otras estaciones, incluso sin intentar la pesca.
Otoño La llegada del otoño supone el regreso a la choza y el fin de la vida al aire libre, viento y lluvias son mal acompañante para el caminante. En uno de sus más recordados haiku el poeta da uno de sus últimos paseos, Luna llena de otoño / he vagado toda la noche / alrededor del lago.
Invierno Con la llegada de la nieve, esta se convierte en la medida de todas las cosas. Nieve matinal / los puerros marcan el nivel / en el huerto. Las plantas, hortalizas y flores que resisten son escasas, Las ráfagas del invierno / se abisman en los bambúes / y se calman. Todo es una caída, una retirada, un aislamiento obligado por la estación, idéntica a otras muchas vividas, ¿La nieve que cae / es otra / este año ?. Acaso el poeta proclama un presente inmóvil, idéntico a sí mismo, año tras año, Y ahora / vamos a contemplar la nieve / hasta caer agotados. El caminante ahora detenido, hasta que llegue mejores tiempos, vuela en el viento como las banderas budistas (en realidad llamadas “caballo al viento”), Sol de invierno / sobre un caballo / mi silueta helada. Mientras las banderas llevan un mantra al viento, el poeta queda paralizado en su montura en el instante sin pasado ni futuro. Tan enjuto / como el salmón seco / el bonzo en el frío. El bonzo, el monje, es de los pocos caminantes que aparecen en el invierno, en viaje entre dos monasterios. Brasas bajo las cenizas / sobre el muro / la sombra del invitado. Acaso una referencia a Bodhidarma, quien llevó el budismo de India a China, que pasó 7 años meditando frente a una cueva y que, según la leyenda, dejo su sombra marcada en la pared. El escritor de haiku, haijin, suele estar relacionado con el budismo. Matsuo Basho fue un monje durante un tiempo pero no pudiendo seguir las normas de un monasterio prefirió levantar un cabaña y vivir como eremita. El concepto de la “impermanencia”, así como el de la fugacidad, es un concepto budista que atraviesa toda su poesía ; el pasado ha desaparecido y el futuro es una ilusión, solo queda el presente. A ese presente se refiere en todos sus haiku, además de añadir naturaleza y asombro, “aware“. La poética y la estética del haiku está basada en el “mono no aware“, la tristeza de las cosas, que es también relación directa con lo efimero. Y aquí entra otro concepto estético fundamental, “wabi-sabi“, una relación directa con los objetos en los que prefiere aquellos unidos con lo imperfecto, lo gastado, lo pobre pero que a la vez es la esencia de lo sencillo, lo íntimo.
Colaboración en la revista uruguaya El Mono Gramático Enrique Arias Beaskoetxea (Bilbao, 1958) tiene varios poemarios publicados en revistas digitales de literatura de España (Cervantes Virtual y Poemaria) y Francia (Revue d’art et de littérature, musique). Libros publicados : La lejanía de las cosas (Ápeiron Ediciones, 2017), Visible-Invisible (Editorial maLuma, 2017), Un mundo, una atmósfera (Ediciones Ruser, 2019) y Condición terrenal (Editorial Literarte, 2019).
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