He logrado terminar el libro inédito : "Adiós Dylan", de Alejandro Carrillo (Tinta Chida), con trabajo y diligencia, acertando y ganando al escuchar a Dylan mientras le leía, porque si no hubiera salido con daño y pérdida, pues a veces, aunque anecdótico, se hace algo cansino en su ágil desarrollo, máxime cuando veo en él el mismo suceso y daño de otros machos en la Vida misma.
Aquí, son los mismos arritrancos, trastos, chismes, utensilios, talecos, etc., que sirven para montar o cargar la bestia porno erótica en Bob Dylan y en el hombre que somos, pues, en tiempo de acaloramiento, plantamos en baldío muchos amores para cercar la presa que amamos, sembrando allí, en las escupideras de otros, no importándonos que sus coños vengan revestidos de otras espermosuras.
Mientras dura nuestro ardor pareciendo tan hermoso, acrecentamos la verdad esta que dice que : "el Amor es mas de costa que de provecho".
"En tocamientos se consuela quien sus amores quema", es lo que nos viene a decir el protagonista de "Adiós Dylan", rabiosamente enamorado del oficio de las mujeres, quemándose, igual, por lo mismo, y consolándose él solo ; porque, para él, el mal de las mujeres es gozo, y "el buey solo bien se lame", como el perro su cipote.
Él toma la guitarra y la canción de Dylan, se masturba o pone su morcilla caliente en el pecho de Sara, componiendo, magistral, una "Tocata en do mayor y fuga de Sara" entre lluvia de espermatozoos, miando como gatos, junto a él, unos amigos suyos que le recuerdan de buen o mal modo que les dé su porción.
Para Dylan, por ejemplo, el coño de Joan Baez era una suerte de "tarántula" para sus sueños.
Recuerdo que yo ya me anticipé a Dylan y a Carrillo en mi juventud de pícaro, creyéndome gran follador de España y de la Gran Canaria, e iba por ahí cebado con el vicio de la lujuriosa picardía, gustando hacer sexo en soledad o con las tías escuchando a The Doors, John Mayal y Lou Reed.
Ahora que soy viejo y cansado, y tres veces bien me las hago : cuando me acuesto, meo ; a la media noche, peo, y a la mañana, me cago, pensando si, en verdad, no ha sido justo el premio Nobel de Literatura dado a Bob Dylan, pues no sé si creer a quienes se jactan de ser grandes adivinadores, siendo ignorantes, que comentan que : "a Dylan le dieron el Nobel por ser judeo cristiano, y un ventrílocuo de grandes cantautores".