- No se declaró la guerra, (bueno, los unos iban con metralletas ; los otros, con pistolas de mear) ; ya se marchó el fantasma de la Independencia de Cataluña, que duró lo que dura un pedo de marica, nada. Pero, ahí se quedan las tropas de excepción en barcos de chatarra, sin aprender la lección de ciudanía pacífica que les han dado las masas.
- Sí, ya sé, me responde. Pero no vamos a hablar de eso ; que vamos hablar de esa tu pena que te trae a mal. Cuéntame, Isabelo, qué es lo que te pasa.
- Pues mira : es que tiene bemoles que las chicas feas me digan que soy guapo, y las chicas bonitas me digan que les doy asco. Y no me pasa por temporadas. Hoy, sin ir más lejos, me ha pasado. Estaba yo en la oficina de Correos, principal, en Burgos, que está justo al lado delMuseo de la Evolución Humana, y me ha saludado Juana, más fea que un demonio, y me ha dicho.
- Que guapo estás, Isabelo ; sigues como siempre, tan majo.
Esta es una chica que siempre me dio repelús ; que antes de tener algo con ella, a cisterciense me meto. Menos mal que me he escapado de ella, ya que ella entraba a Correos, y yo salía.
Pancho quería decir algo,pero yo le insinué que callara. Yo seguí :
- Justo, en el Paseo del Espolón, al lado del Teatro Principal, me encuentrocon una chica guapa, Romera se llama, del barrio de san Pedro de la Fuente, con la que sí me podría casar. Es camarera en ese bar de tapas al quetú vas, en la Calle la Calera, donde, un día, cantando un karaoke, leabrí con los dedos loslabios de su carnalcielo más abajo del pecho, donde Cupido tiene patente de corso, pero yono, pues se retiró de mí diciendo :
- Largo de aquí Isabelo, me das asco. ; y no saques tu picha para venir a buscarme.
Yo me quedé pasmado, yendo a refugiarme a una esquina del bar a medio oscuras, para besarme yo mismo la picha, como los perros se lamen su cipote.
- Pue sí que es raro, me contesta Pancho. Con loguapo que tú eres, y que la tienes más hermosa que el romero que camina con deseos de llegar a Zaragoza. Eres la polla de un general paseando a caballo con tanto salero y sal.
- Pero no me como una rosca, majo.
- Bueno, no te importe, Isabelo. Que aquí estoy yo ; y, siempre, tela sacaré a pasear. No hay nada que me guste más que jugar con tu bragueta, y preguntar :
-¿Ese conde dónde vive ? ¿Ese conde dónde está ? Y tú respondiendo :
- En el palacio, señor, con deseos de escapar de la bragueta y correrse en tu boca de mamar.
- Pues sí, me dice Sancho. Ya sabes que me encanta chupar, que por eso me llaman el "Chupón de La Latina", y es esta tu picha que me gusta viva o muerta, o como está. Me gusta más que a los chotos la leche.
- A tus pies me encanta estar, Isabelo, y tenerla entre mis manos para cuando quiera mamar.Megusta mucho ese lunar que tienes en el huevo izquierdo, y ese esperma al eyacular, tan puro y blanco, tan dulce y claro que me hace resucitar, y me hace sentir tu esposilla natural.
- Hoy me gustaría que me llevaras a tu casa y allí, en la cocina, freír en una sartén con aceite hirviendo tu esperma natural, que a los ángeles y al mismo dominio encanta, y a todos los demás.
Hizo una pausa, y siguió, exclamando :
- ¡Yo sirviendo a mi rey vestidito de mujer¡
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