Yo iba para santo
Y me paseaba por las moradas de Teresa
Saltaba las tapias de los monasterios de monjas de Juan de Yepes
Con mi pene fuera, muy grande
Con amores casi de parto.
Los huevos se me rompían cuando, en ejercicios espirituales
Saltaba, con un amigo, la tapia del Seminario
Para ir a entrarle a una puta
Detrás de san Francisco el Grande, en Madrid
Muy cerca del río Manzanares
Olvidándome, ¡pobre de mí¡de Jesucristo y su Madre.
Yo séque mi padre espiritual, mi confesor
Me veía por elojo de su llave
Ese ojo que élbesaba en su dormitorio brillante
Y se corría, se corría, como el gallo de san Pedro
Cuando le íbamos a cenar en Nochebuena
Antes de que le retorciesen el cuello para que no dijera ni Ki
Pues él, por cierto, no podía decir ni Mu.
Recuerdo que, de vuelta al Seminario
Saltando de nuevo la tapia
Mi amigo de correríasme miraba elmiembro con ojos demiope
Riéndose a mansalva
Porque Carmela, la puta, nos había maltratado a todos
Los de una fila que llegaba hasta cuarenta y uno
Y ese uno era un fraile de vocación tardía
Hijo de buen linaje, de lasVistillas
Quien se casó, en su día, en san Francisco el Grande.
Mi amigo, al cruzar el campo de futbol, que da a la explanada
Mirando lafachada del Seminario, alegre me decía :
- ¡Qué facha tiene nuestro Seminario¡.
Ocultos debajo de la sotana, como curitas sin cabeza
Nos escurríamos por los pasillos del edificio
Hasta llegar a la cocina
Donde la monja cocinera, pensando
Que veníamos de ejercicios espirituales
Nos ofrecía dos cafés con leche, que sabían a agua de fregar
Con dos galletas con canela
Diciéndonos ella :
- Pero, muchachos, cómo es que os levantan tan temprano
Para ejercicios espirituales ?
Nosotros contestando :
- Hermana, en sólo dos horas corridas del sueño
El padre espiritual nos la levanta.
El padre nos viste, hermana
Mientras lasLujurias nuestras lloran gotas de leche y sangre
Pue él nos monta a caballo
Como si fuéramos sus criados delante
Dando cinco lengüetazos en el cogote de cada uno
Y nosotros dos sin poder hablarnos.
Ya pasó el tiempo
Nos azuzan los perros benditos de la Lujuria
Y queremos salir, para siempre, a la calle
Sabedores de que en este Seminario ya no hay Fe.
¡Ya estamos hartos de estos soberbios padres¡.
Nos íbamos a marchar sin despedirnos
Pero, ayer me confesé para decirle adiós al padre
Diciéndole que no me sentía pecador
Ni necesitaba su absolución
Pues yo no tengo pecados, tan sólo el tallo mejor
Pero eso sí, que si algún día le vemos
Por los alrededores de las Vistillas
Le follaremos mi amigo yyo
Detrás de san Francisco el Grande
Con un amor de dos filos
Hasta llegarle alcorazón, su campanilla repicando
Que se ha muerto el padre Olivares
Que se ha muerto
Atragantado de Amor.