Ay, qué pena tengo madre
Que me ha dejado Isabel, una cubana
Y me he quedado descompuesto y sin novia.
Ya no podré ir a su balcón
Y tirarle chinitas a los cristales
Ni poner mi dedo índice
En el botón del llamador de su piso.
Ay, qué cruz de amor madre
Al llevarla me reviento
Y me veo tan solo sin una morena
Que mi propio aliento me revienta.
No quiero quedarme, madre
Para vestir santos
O ponerle medallas a las vírgenes
No quiero ser un meapilas
O un apaga velas de iglesias.
Quiero volver un día a casa
Y decirte
Que tengo una novia nueva
Que la vieja ya no me vale
Ni en el pensamiento
Que esta nueva novia me espera a mí
¡Mientras no venga otro !