El Libro de las Apariciones es el relato de la autobiografía psicoanalítica de la autora, y como tal, el relato a tiempo parcial de un viaje, de una búsqueda y de una iniciación en donde la consciencia del “y/o”, y su posterior desvelamiento como identidad sexuada, se encuentra también en el ámbito discursivo.

El Libro es concebido temáticamente en tres partes, que son recorridas por la voz narradora en sus diferentes metamorfosis : giganta, mujer con gata y personaje de un cuadro cuya identidad se perfila, según la mano que se ejerce pintando, para después hacerlo arder en un descuido y deja ver lo que oculta la tela, una figura femenina hembra.

Las historias que se narran en cada una de las partes están recogidas ya en los títulos : Los Sueños, La Duermevela y El Despertar, que están a su vez relacionados con una de las tópicas freudianas : inconsciente, preconsciente y consciente.

¿Tendría que rechazar la autobiografía la pluralidad de lenguajes ? Pienso que no. El planteamiento de los diferentes niveles discursivos en el sentido de un progresivo desvelamiento del “y/o” femenino, situado en los márgenes de su propio discurso o dicho de otra manera, en el sentido de la representación y de la inscripción de la “Cosa” en lo “Simbólico”. Por ello, el empleo de un lenguaje poético, la captación del sentido de las sucesivas metáforas, tiene que ver con lo ilógico premonitorio del relato de Los Sueños en la cura.

El ocultamiento ambiguo en el lenguaje, entre lo poético y el “cotidiano”, resalta el difícil estatus del preconsciente, entre lo onírico y lo real discursivo, en el Sujeto. De esta ambivalencia surge La Duermevela.

Más tarde, en la tercera parte, bajo la plasticidad del óleo, irrumpe El Despertar cuyo lenguaje descarta toda posibilidad de “poiesis”, pero sin interrumpir por ello el eje de la memoria autobiográfica, que elige, sin lugar a dudas, los elementos que desea representar.

En el tiempo parcial que ya mencione antes, y que desarrolla una autobiografía psicoanalítica, las voces narrativas se construyen bajo el signo de diferentes metamorfosis. Pero existe una voz femenina de la que las demás son sólo reverberaciones de su eco, que cuenta fragmentos escénicos de su historia, de sus historias. Estos son como las apariciones y desapariciones de la Giganta, como las visiones de la mujer con gata que mira por la ventana el mundo a través de un catalejo o como la historia del viaje que tuvo lugar en las dos habitaciones que fueron encuadre en la cura en donde “ella”-“y/o” se alumbró y se deslumbró.

María José PALMA