NADIE HABLA DE EDUARDO DUBUS
(1864-1895)

Poema inédito dedicado al practicamente desconocido Edouard Dubus, poeta francés nacido Amiens en el siglo XIX, que rescata del olvido Rubén Dario en su libro Los Raros. Dubus, es simbolista. Ha sido colaborador de Scapin, La Pléiade, Le Moderniste, La Plume y participó en la fundación del Mercure de France, etcétera. Muere miserablemente de una sobredosis de morfina el 10 de junio de l895 a los treintiún años de edad... Es el autor de Quand les violons sont partis.

Este poema pertenece a un libro inédito que he llamado El Cantoral de lo mofletes.

"Yo, Eduardo Dubus, me perdí entre las sombras de la ingratitud humana.
Nací en la vieja Amiens, como topo. Mi padres me traicionaron.
Fui sobrecogido por los obuses parisienses de una época finisecular,
que abrieron de un tajo mi carne en la ignominia.
No fueron los dioses la causa de mi deserción. No.
Ellos no abdican de su orgullo,
ellos sentencian y llenan de gozo la luz de lo intolerable.
Han quedado fragmentos de metralla adheridos a mi uniforme de viento
y de lluvia que no mudaré jamás.

Yo, Eduardo Dubus, soy el pasajero alucinado de una época perversa,
que transitó por el parque su poesía,
como un animal habitado de arrepentimiento, coronado de luces.
Apretado en mi pecho llevo los resplandores de un fantasma
que fue acorralado por la adversidad.
¿Podrá, alguna vez, verse la expresión de mis ojos en esta ira del mundo ?
Acumulé penurias, es verdad, descifré fechas difíciles de precisar,
escribí poemas con la pluma que remarca la ausencia.
Este es mi rostro de difunto para los días de fiesta
en un desván perdido de París, al que le han desaparecido sus escaleras.
Pertenezco al ritual de un jardín de las mortajas...
Como veis, lloro a mares este designio atroz, de una adicción profanada
que ultrajó mi porvenir en una pagoda milenaria, presa en las alturas...
¿Queréis más pruebas para mi salvación ?...
Mi historia quedará impresa en el olvido.
Viejos pergaminos delatan mis poemas.
Los que la Academia no reconocerá jamás.
Por más que fuegos fatuos reanuden su empresa de la destrucción.
Nadie notará mi desaparición del sepulcro de los mortales.
Aquí hay una grieta, sí, un solaz por donde se escapa el mundo.
Los cielos son bóvedas terribles de un amanecer galante :
"A sa gloire,
 Quand les violons sont partis."
Darío me invocó en las babilonias de pálido oro ;
pero debo agregar que he visto mucho más
de aquellas complicadas visiones crepusculares.
He visto los fúnebres destellos de las fontanas interiores,
los murciélagos de la corrupción y los pétalos lánguidos del amor,
que contrastan con la música de un violín sagrado...
Amé a Susanne Gay hasta la saciedad.
De ese amor se consumen mis palabras
como droga imprecisa que se oculta en la memoria.
En resumidas cuentas, dejé el mundo de los vivos
en el hospital de la Charité a causa de la morfina ;
porque los ángeles de la consolación me abandonaron
en las letrinas de la Plaza Maubert.

Yo, Eduardo Dubus, sueño desde entonces, con un poema temible
que se quedó aprisionado en el jardín de las mortajas de la eternidad..."

---oo0oo---

Manuel Ruano
(Buenos Aires, Argentina)
Libros publicados :
Los gestos interiores (Losada, Bs.As.,1969)
Según las reglas (Losada, Bs.As., 1972)
Son esas piedras vivientes (AEV. Caracas, 1982)
Yo creía en el Adivinador orfebre (Ediciones El Gallinazo, Quito, 1983)
Mirada de Brueghel (F.C.E., México, 1990)
Hypnos (Gabrielle Editores, Lima, 1995),
entre otros...
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