CANTO DE MARCIAS
He aquí mortal, definitivamente
como mi aspiración al infinito,
mi corazón ¡oh Apolo !, vencido
por tu furia y por el rayo de tus
ojos, he aquí,mi finitud, de rodillas
frente a la lira de amor y el roto
corazón entrando a las tinieblas
lentamente, luego del fuego
en que consumí mis ansias
de eternidad y amor, oh Dios
oculto por mis cantos y mis coros
cuando las fuerzas me abandonan
y mis cenizas desde una urna Etrusca
vuelan al infinito de la soledad
a la que me condenaste
oh armonioso entre los armoniosos,
mas, cruel la con soberbia y la vanidad
de los titanes que no tienen
descanso, salvo la muerte,
el polvo de las urnas, las puras
aguas del mediterraneo :
ni animales ni humanos
han venido hasta mí,
hasta mi roto corazón,
hasta el occidente de mi dolor
para amortajar mis desos
de amor por lo mortal,
que desató tu ira
y condenó mi alma
a la prisión del arte
y del amor que calla
en el hosco silicio
del desierto. Sólo el murmullo
del infinito mar,
sólo el viento de las noches
encetadas por las estrellas
acompañan los ecos
de mis tristes lamentos,
ahora que desde una urna
bella continuo
atado al laud del destino
con que me encadenaste
Apolo, ¡oh invencible !,
¡oh impiadoso !,
compañero de la amargura
de que hiciste mis horas,
solo, desesperado,
hasta que el silencio venga
a redirmir mi viaje
y el ângelus diga sí
a mis deseos de paz
y de silencio