Desde tiempos atávicos, y en especial en la Europa occidental, el hombre lobo o licántropo, ha sido una figura temida por su fuerza sobrenatural y las ideas supersticiosas. Sin atender a otros parámetros, una excelente explicación que tiene posibilidades francas de ser aceptada, el trastorno de identidad disociativa. Pareciera que las personas con este trastorno, desarrollan habilidades en las cuales el cerebro alcanza todo su potencial.
Sin embargo, para el caso que nos ocupa de la licantropía, el cerebro reptiliano(mesencéfalo), puede dominar como personalidad y dar lugar a una personalidad-licántropo con la parte instintiva como eje de expresión.
Esta personalidad licantrópica es alimentada por fantasías y supersticiones. El cerebro reptiliano con la ferocidad instintiva de esa parte animal, puede explicar los ataques salvajes de los llamados hombres-lobo e incluso los homicidios que se le han atribuido en diversas épocas.
La licantropía sería entonces, un disturbio mental, subproducto del trastorno de identidad disociativa, una expresión animal de una represión asociada a n trauma producido por un dolor, debido al sufrimiento de un abuso, que dio lugar a esta disociación de la personalidad.