En Segovia, a un segoviano, de cada polvo que echó, con tan mala suerte, que sólo hijas le dio dios, aunque la esposa seguía y seguía follando hasta que viniera el varón.
 La esposa al marido de esta manera le hablaba :
"Esposo mío, el hilo de tu esperma es tan gordo como tu polla, por eso no me viene varón". Y si se quedaba preñada iba a doña África, la comadrona, a hacerse un aborto, pues ella lo bordaba como ninguna.
 Un día, ni corta ni perezosa, se decidió a mantener elembrión, viniera lo que viniera porque, según dijo a sus amigas, con una manzana en su boca y un vaso de vino tinto con yema de huevo también, "el feto apunta en pico, y la peseta que he tirado por mi pecho,rozándome el vientre, al caer en elsuelo, salió cara y no culo, pues entonces sería mujer".
 Todas las hijas que tuvo, las tuvo para casar, para que encontrasen marido que la diesen de comer, y encontraron caballeros bien corteses, menos uno que fue muy descortés, un gran perro criminale hijo puto, que a la más pequeña hizo padecer sadismo, masoquismo y sodomía porque era muy bonita, y muy mujer ; y "tiene un chochete como una rosa acabada de coger", según decía él.
 El niño era el más guapo y más salado para la madre, como era menester, y tenía por obligaciónestudiar para ser cura, de esos de hostias y vinode beber.
 Entróen el Seminario, muy cerca del Azoguejo y el Acueducto. Allí lo único que hizo fue hacerle unas madejas de esperma a un tal Tristán, que así su compañero se llama, y este a él, mientras su madre en elconfesionario al cura confesor le recordaba : "Mi hijo de los ojos negros está divino con la sotana."
 Pero el niño, ya quinceañero, en su camino de la oración y el sentido, de los latines y los griegos, arrancaba éxtasis de la punta de su alfiler, haciéndose pajas asonantadas siempre en "e", y ¡ay¡ qué placer.
 Un día, elpadre Demòfilo, su padre espiritual, en elvaivén de su pajillero meneo quiso implicarse también, asumiendo el papel de puto, dejando que las formas folclóricas de su culo se refugiasen en el de él "antes de que se extinga la pasión", como él dijo, y el decirle, también, "nada más un poquito por tu bien y por mi bien",llevándole contra un reclinatorio, presentando una pujante vitalidad ramificada de panza, piernas, manos y pies.
 El padre, de corrido, cantaba : "Al pirulípirulí dela Habana boquita, boquita de piñón", y el seminaristilla, cansado de ser pajeado, sacó una navaja toledana pinchándole un huevo que, por lo que vio, tenía un trasfondo bien erótico y mucho de falsa religión.
 El seminaristilla, le gritó : "Mañana me iré,me iré del Seminario y a usted le vana correr, pues tiene el pelomuy largo enlos testículos y su pene es un potorrito de mujer. Padre, cual perro, chúpeselo usted, si su dios le da poder".